Su primer viaje a Italia, en 1983, dio un importante giro a su trayectoria. Allí conoció de primera mano las corrientes más vanguardistas, como el arte Póvera y la reciente transvanguardia. A partir de aquí, comienza una etapa mucho más neoexpresionista en sus obras, sin olvidar la influencia cubista y abstracta.
A partir de 1985, su interés y afición por la poesía le llevaría a ilustrar los poemas de José Hierro, surgiendo así una serie de 10 lienzos sobre los versos de ‘El libro de las alucinaciones’ y ‘Tierra sin nosotros’.
El traslado del lenguaje escrito al pictórico continúa con 12 trabajos sobre ‘Hércules’ y, mucho más adelante, a finales de los noventa, se adentra en el ‘Ulises’ de Joyce, generando una serie de 18 cuadros que reflejan la vida del personaje durante 18 horas del día.